viernes, 8 de marzo de 2013

Potencial educativo de la televisión fuera del aula


En su trabajo Televisión Educativa: su eficacia y sus pretensiones, del autor Francisco Martínez Sánchez de la Universidad de Murcia, se hace una pregunta muy interesante “¿Existe realmente una televisión educativa o toda la televisión es educativa?”  

El autor plantea que en la medida en que la televisión como medio masivo de comunicación tiene como funciones entretener, formar y formar, tendríamos que concluir que toda la televisión es educativa.  Pero como sabemos, aunque formar sea una de sus funciones, es la que menos ejerce, específicamente la televisión comercial, que es la que de mayor consumo en el mundo actualmente.   
En este sentido el autor afirma que “…los medios tienen que ver con la imposición de unos contenidos y con ellos unos significados y la educación trata de desarrollar capacidades intelectuales y sociales que hagan posible que de forma individual, cada sujeto asigne significados a lo que le rodea.”

Si nos vamos a la definición de educación que ofrece Wikipedia encontramos que: “La educación, (del latín educere 'sacar, extraer' o educare 'formar, instruir') puede definirse como:
El proceso multidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar.  La educación no solo se produce a través de la palabra, pues está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes.
El proceso de vinculación y concienciación cultural, moral y conductual. Así, a través de la educación, las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando además otros nuevos.
Proceso de socialización formal de los individuos de una sociedad.”

A partir de estas dos definiciones de lo que significa la educación, entiendo que no puede limitarse el concepto solo al terreno del proceso de educación formal que se da en el aula.  Las experiencias, la observación, la lectura y el dialogo que desarrolla el estudiante fuera del aula en otras facetas de su vida son insumos vitales que se integran en su proceso de aprendizaje.  

La televisión, ofrece al estudiante opciones para complementar, contrastar, confirmar, ampliar, investigar y comprender diferentes temas y su decisión de acceder a ella puede darse de manera espontanea en su búsqueda de aumentar sus conocimientos, motivado por su curiosidad natural o simplemente en su tiempo de ocio y diversión.

La televisión no necesariamente debe insertarse en el proceso educativo del aula e incorporarse a los contenidos y evaluación que establece el profesor, para lograr que el estudiante tome de ella elementos que le aporten a su aprendizaje.

Por ejemplo ver un documental sobre los diferentes sistemas de gobierno existentes que contenga las opiniones a favor y en contra de diferentes expertos, los puntos de vista de los habitantes, las ventajas y desventajas que cada uno le ha traído a sus pueblos, le permitirá al alumno aprender de este tema con mayor claridad, pluralidad, realismo y sin imponerle una posición sobre el tema, lo cual ofrece mayores ventajas que leerlo en un libro o escuchar la explicación del docente sobre el tema. 

Es decir que de la misma manera que el estudiante visita la biblioteca como una importante fuente de conocimiento, la televisión es un espacio para acceder a programas de televisión que contienen conocimiento y que, además, el estudiante relaciona la televisión con su tiempo de diversión y entretenimiento.

El punto clave seria entonces orientar y educar a los estudiantes para mejorar sus criterios de selección de la televisión que consumen, de tal forma que prefieran aquellos programas que además de divertirlos e informarlos, también los formen.   

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